Las firmas profesionales sufren un deterioro de sus activos si no abren su esquema de propiedad a tiempo pues, el “círculo virtuoso” de la gestión de este tipo de empresas, en el que se fundamenta la industria (profesionales vs propietarios vs clientes) pierde su equilibrio.
Antonio Gómez Montoya escribe en Asuntos Legales, puedes ver el artículo completo aquí
En un mundo de firmas profesionales, la apertura del esquema de propiedad es crucial para evitar el deterioro de los activos y mantener el equilibrio del «círculo virtuoso» entre profesionales, propietarios y clientes. Al decidir crecer e institucionalizar la firma, los fundadores deben considerar el momento oportuno para abrir la propiedad a una segunda generación. Si la firma se basa en relaciones con clientes y transacciones complejas, el deterioro puede ser rápido si los fundadores no toman medidas a tiempo. Por otro lado, si la firma ofrece servicios estandarizados, el socio fundador puede identificarse más como un accionista que aporta capital financiero.
El crecimiento y la apertura del partnership requieren una planificación adecuada y una compensación justa para los asociados senior y directores. Si los altos salarios afectan los márgenes de la firma, abrir la participación accionaria a nuevas generaciones puede ser la solución. Sin embargo, esto plantea desafíos como la transmisión de la cultura de la firma y la visión de los fundadores a los nuevos socios.
Además, es importante considerar la renovación de los clientes y proporcionar interlocutores pares con sinergias profesionales y orientadas al desarrollo de negocios. A medida que una nueva generación asume el liderazgo, los fundadores deben fomentar una cultura de solidaridad y establecer un ethos del partnership basado en valores compartidos. Al lograr esto, se sentarán las bases para una institución duradera que trascienda a sus fundadores.